miércoles, 10 de octubre de 2012

Resumen salida ruta Sendero del Guadalora



Resumen salida ruta Sendero del Guadalora.

Como resumen de la ruta que realizamos el pasado domingo, destacar la buena asistencia y la sensación de bienestar que han tenido los participantes a lo largo de toda la jornada. Un grupo encantador que ha llevado consigo la ilusión durante toda la ruta, siempre con los ojos bien abiertos.




El sendero del Guadalora es de aquellos lugares que por mucho que uno lo visite nunca se cansa de admirarlo, no hay una salida igual a la otra, cuando uno regresa a casa siempre hay nuevas aventuras que contar, “que si he visto un buitre negro, que si se me ha cruzado un meloncillo,…….”, en fin toda una gozada de lugar.



La mañana comenzó con muy buena temperatura, si bien en las horas centrales del día nos hizo algo de calor, y es que aunque el otoño acaba de asomar dejando sus primeras lluvias, la sombra del verano aún está presente.


Empezamos justo en una calle de Hornachuelos, y como este hermoso pueblo está ubicado en primera línea de monte mediterráneo, no tardamos en zambullirnos en su inmensa foresta.
Por el cordel de las Herrerías tomamos dirección al valle del Guadalora, entre palmitos, acebuches, algarrobos, encinas, etc., hasta llegar a la fuente del Valle, aquí nos paramos a refrescarnos y descansar debajo de unos fresnos.  


Seguidamente pasamos por el alcornocal de la finca Santa Cruz, uno de los más bellos del Parque Natural, quedando prendados por el porte de muchos de sus alcornoques. Después cruzamos una zona de cereal y olivar que no encajan en este paisaje, hace ya unas décadas este espacio estaba cubierto por encinas y alcornoques pero se eliminaron para el cultivo.



Inmediatamente después de salir del olivar llegamos al mismo borde del valle de Guadalora. Sin quitarle valor a lo que llevamos andado, lo que nos queda por ver es sin duda lo más espectacular. Aquí nos rendimos ante el grandioso valle que se abre delante de nosotros, formado entre los cerros del Peco y del Manzorro, un escenario tapizado de un denso bosque mediterráneo, y en el fondo, un largo cordón de alisos y fresnos forman la galería por donde discurre el río Guadalora.
Empezamos a descender por una estrecha y sinuosa vereda que nos conducirá a las mismas entrañas del cañón, a partir de ahora caminamos junto al río, entre quejigos, almeces, fresnos, etc.





La lluvia caída estos días pasados no ha sido suficiente para que el río fluya, aun así, corre en determinados tramos, su frescor y el túnel que forma la vegetación alivia los casi treinta grados que caen a medio día por encima de la fronda.

A lo largo de todo el recorrido identificamos a una buena muestra de árboles y arbustos del bosque mediterráneo. También nos detenemos para contemplar y escuchar diversas aves, como al busardo ratonero, gavilán, buitre leonado, picogordo, petirrojo, etc. Hoy no vemos tenido la suerte de observar ningún mamífero, aunque sí detectamos la presencia por medio de sus huellas, de conejo, ciervo, jabalí, zorro y garduña.

Después de comernos el bocadillo, nos deslizamos cañón abajo hasta las Pasadas de las Algeciras, justo donde acaba la ruta.

Pese a haber pasado un bonito día, uno tiene la sensación de que ha sabido a poco, es imposible hartarse en este lugar, pero en fin, queda la ilusión de volver y vivir una nueva aventura. 





Manuel Moral Castro, un naturalista de Sierra Morena.