Resumen salida ruta Sendero del Guadalora.
Como resumen de
la ruta que realizamos el pasado domingo, destacar la buena asistencia y la
sensación de bienestar que han tenido los participantes a lo largo de toda la
jornada. Un grupo encantador que ha llevado consigo la ilusión durante toda la
ruta, siempre con los ojos bien abiertos.
El sendero del Guadalora es
de aquellos lugares que por mucho que uno lo visite nunca se cansa de
admirarlo, no hay una salida igual a la otra, cuando uno regresa a casa siempre
hay nuevas aventuras que contar, “que si
he visto un buitre negro, que si se me ha cruzado un meloncillo,…….”, en
fin toda una gozada de lugar.
La mañana comenzó con muy
buena temperatura, si bien en las horas centrales del día nos hizo algo de
calor, y es que aunque el otoño acaba de asomar dejando sus primeras lluvias,
la sombra del verano aún está presente.
Empezamos justo en una calle
de Hornachuelos, y como este hermoso pueblo está ubicado en primera línea de
monte mediterráneo, no tardamos en zambullirnos en su inmensa foresta.
Por el cordel de las
Herrerías tomamos dirección al valle del Guadalora, entre palmitos, acebuches,
algarrobos, encinas, etc., hasta llegar a la fuente del Valle, aquí nos paramos
a refrescarnos y descansar debajo de unos fresnos.
Seguidamente pasamos por el
alcornocal de la finca Santa Cruz, uno de los más bellos del Parque Natural,
quedando prendados por el porte de muchos de sus alcornoques. Después cruzamos
una zona de cereal y olivar que no encajan en este paisaje, hace ya unas
décadas este espacio estaba cubierto por encinas y alcornoques pero se
eliminaron para el cultivo.
Inmediatamente después de
salir del olivar llegamos al mismo borde del valle de Guadalora. Sin quitarle
valor a lo que llevamos andado, lo que nos queda por ver es sin duda lo más
espectacular. Aquí nos rendimos ante el grandioso valle que se abre delante de
nosotros, formado entre los cerros del Peco y del Manzorro, un escenario
tapizado de un denso bosque mediterráneo, y en el fondo, un largo cordón de alisos
y fresnos forman la galería por donde discurre el río Guadalora.
Empezamos a descender por
una estrecha y sinuosa vereda que nos conducirá a las mismas entrañas del cañón,
a partir de ahora caminamos junto al río, entre quejigos, almeces, fresnos, etc.
La lluvia caída estos días
pasados no ha sido suficiente para que el río fluya, aun así, corre en
determinados tramos, su frescor y el túnel que forma la vegetación alivia los
casi treinta grados que caen a medio día por encima de la fronda.
A lo largo de todo el
recorrido identificamos a una buena muestra de árboles y arbustos del bosque
mediterráneo. También nos detenemos para contemplar y escuchar diversas aves,
como al busardo ratonero, gavilán, buitre leonado, picogordo, petirrojo, etc.
Hoy no vemos tenido la suerte de observar ningún mamífero, aunque sí detectamos
la presencia por medio de sus huellas, de conejo, ciervo, jabalí, zorro y
garduña.
Después de comernos el
bocadillo, nos deslizamos cañón abajo hasta las Pasadas de las Algeciras, justo
donde acaba la ruta.
Pese a haber pasado un
bonito día, uno tiene la sensación de que ha sabido a poco, es imposible
hartarse en este lugar, pero en fin, queda la ilusión de volver y vivir una
nueva aventura.
Manuel
Moral Castro, un naturalista de Sierra Morena.